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3 jun 2013

La cámara lúcida



Lo que le fotografía reproduce al infinito únicamente ha tenido lugar una sola vez: la fotografía repite mecánicamente lo que nunca más podrá repetirse existencialmente.

La fotografía  lleva siempre su referente consigo, están pegados el uno al otro (en la fotografía una pipa es siempre una pipa, irreductiblemente): no hay foto sin algo o alguien: es inclasificable pues no existe un criterio para decidir fotografiar a  este objeto o persona.

“Una fotografía es siempre invisible, no es al ella a la que vemos”

Una foto puede ser objeto de tres prácticas/emociones/intenciones (hacer, mirar, experimentar).
    Distinguimos el operator (el fotógrafo), spectator (los que coleccionamos las fotos) y el spectrum (objeto fotografiado).

Distinción a la hora de ser fotografiado: saberlo o no. Si sabes que eres fotografiado: “cuando me siento observado por el objetivo, todo cambia; me constituyo en el acto de <<posar>>, me fabrico instantáneamente otro cuerpo, me transformo por adelantado en imagen. Intentas participar en la construcción de esa imagen: “decido dejar flotar sobre los labios y los ojos una ligera sonrisa que yo quisiera indefinible. En definitiva, que la imagen que construya la cámara se asemeje al “yo interior”.

“La foto-retrato es una empalizada de fuerzas. Cuatro imaginarios se cruzan, se afrontan, se deforman. Ante el objetivo soy a la vez: aquel que creo ser, aquel que quisiera que crean, aquel que el fotógrafo cree que soy y aquel de quien se sirve para exhibir su arte”.

Para Barthes, una fotografías que ejerce una atracción sobre él es una aventura: “la foto de por sí, no es animada, pero me anima: es lo que hace toda aventura.

Una foto existe para el autor por la copresencia de dos elementos discontinuos que no pertenecen a un mismo mundo. Ejemplos citados (padres descubriendo el cadáver de su hijo y el ejército patrullando por las calles). El primero de ellos es “una extensión, un campo” que se percibe en función de la cultura de uno pero que remite a la insurrección (Nicaragua; combatientes pobres, calles en ruinas, muertos..). Lo que Barthes denomina studium. El segundo elemento que perturba el studium es el punctum: “el punctum de una foto es ese azar que en ella me despunta (pero también me lastima, me punza)

El ejemplo lo encontramos  en la foto Retrato de una familia, 1926 (James Van der Zee):


El studium es claro ; interés por simpatía, como buen sujeto cultural por lo que expresa la foto (respetabilidad, familiarismo…) Lo que me <<punza>> es un objeto parcial, un detalle como sus zapatos con tira, sus brazos cruzados de la hermana o hija a la manera de los escolares.

El studium está siempre codificado, el punctum no lo está. Tanto si se distingue como si no, el punctum es lo que añado a la foto y que sin embargo ya está en ella.

Barthes distingue otro tipo de punctum (Alexander Gardner: retrato de Lewis Payne, 1865):




 El fotógrafo inmortalizó a Payne, condenado a la horca por intentar asesinar al secretario de Estado americano. La lectura es : esto será (su futura muerte) y esto ha sido (murió hace más de un siglo), la fotografía expresa la muerte en futuro.


Término, los <<biografemas>> la fotografía es a la Historia lo que el biografema es a la biografía. La fotografía permite el acceso a un infra-saber: <<el fotógrafo me enseña cómo se visten los soviéticos: noto la voluminosa gorra de un muchacho, la corbata de otro, el pañuelo de cabeza de la vieja, el corte de pelo de un adolescente (William Klein; el primero de mayo de 1959 en Moscú).
 

La foto se hace sorprendente a partir del momento en que no se sabe por qué ha sido tomada. La fotografía decreta notable lo que ella misma fotografía (¿por qué fotografiar un desnudo a contraluz en el hueco de una puerta?).

La máscara en la fotografía: convertir a un rostro en producto de una sociedad y de su historia (Richard Avedon: William Casby, nacido esclavo, 1963): <<la esencia de la esclavitud se encuentra aquí al desnudo>>



En el fondo la fotografía es subversiva no cuando asusta, trastorna o estigmatiza sino cuando es pensativa (fotos de Kertész rechazadas por la revista life porque sus imágenes “hablaban demasiado”, hacían reflexionar, sugerían un sentido.

Para el autor, las fotografías de paisajes (urbanos o campesinos) deben ser habitables y no "visitables"
Presencia en la fotografía de un campo ciego, que es la distinción entre la foto erótica de una fotográfica.  La pornográfica representa ordinariamente el sexo, hace de él un objeto inmóvil mientras que la foto erótica no hace del sexo su objeto central; arrastra al espectador fuera de su marco, como si la imagen lanzase el deseo más allá de lo que ella misma muestra.

La fotografía no rememora el pasado, el efecto que produce en mí no es la restitución de lo abolido, sino el testimonio de que lo que veo ha sido. La fecha forma parte de la foto: no tanto porque denota un estilo , sino porque hace pensar, obliga a sopesar la vida, la muerte, la inexorable extinción de las generaciones (André kertész: Ernest París 1931) : 




Toda fotografía es un certificado de presencia, de tal manera que el pasado, es desde el invento de la fotografía, tan seguro como el presente.

 La fuente para la elaboración del artículo ha sido Barthes Ronald (2010): La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía. Barcelona : Gustavo Gili.

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